Pastor Mario Galván

Pastor Mario Galván

miércoles, 27 de enero de 2016

DIOS TIENE RESERVADO LO MEJOR PARA EL FINAL

Juan 2: 1-12

1 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.
2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
6 Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros.
7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.
8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.
9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo,
10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.
11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
12 Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.


Este pasaje de la palabra de DIOS tiene mucho significado para nuestra vida como cristianos, podemos verlo desde diferentes ángulos y emplearlo para diferentes propósitos, pero la verdad es que todo nos lleva siempre al mismo punto: nuestras vidas no son las mismas una vez que hemos recibido a CRISTO en nuestros corazones; en CRISTO todo es mejor, Él tiene reservado lo mejor para el final.

Hoy el señor ha dispuesto que comparta esta palabra enfocada en nuestros matrimonios. Es muy importante que el primer gran invitado a nuestro matrimonio, inclusive antes de llevarlo a cabo, sea nuestro señor Jesucristo; el simple hecho de invitarlo, de hacerlo partícipe de nuestra vida en matrimonio, cambia por completo el sentido de ésta. Por mucho que nos esforcemos para tener un buen matrimonio y organizar las cosas para que todo salga bien, de nada sirven si cada uno de los cónyuges no entrega su vida al señor y toma la firme decisión de formar un hogar donde CRISTO tenga el lugar más importante.

Cuando comenzamos o llevamos un matrimonio pensando que lo tenemos todo cubierto, que con nuestras fuerzas todo lo podemos alcanzar, y no tenemos en cuenta a DIOS para hacerlo, es inevitable que a mitad del camino nos cansemos y sintamos que nos quedamos sin fuerzas para seguir adelante como matrimonio, como familia, y todo por cuanto hemos trabajado se viene al piso.

Es importante que pongamos el llamamiento de DIOS y sus propósitos sobre todos nuestros intereses personales y familiares, que cumplamos con todo lo que el señor nos pide y nuestras vidas serán transformadas. Que rebosemos nuestro corazón con la palabra de DIOS para que seamos convertidos como esa agua en vino fino.  


El señor quiere que vivamos esa conversión y veamos su gloria para que  confirmemos nuestra fe y fortalezcamos nuestra relación con ÉL, así como lo hicieron sus discípulos, y podamos proclamar su grandeza por cada rincón del planeta.





1 comentario:

Rosmary dijo...

Es una bendición que el Señor sea el centro de nuestro matrimonio