Juan
1:29-34
29 El siguiente día vio Juan a Jesús que
venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es aquel de quien yo dije: Después
de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.
31 Y yo no le conocía; mas para que fuese
manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.
32 También dio Juan testimonio, diciendo:
Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
33 Y yo no le conocía; pero el que me envió
a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y
que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que
éste es el Hijo de Dios.
Esta semana en nuestra congregación hubo un
servicio impactante y maravilloso, con testimonios de la obra de transformación
y milagros que Dios ha hecho y sigue haciendo en la vida de cada corazón que
abre sus puertas. Hubo lágrimas y risas al oír que Dios había restaurado
matrimonios, levantado un hombre que se quería quitar la vida, sanar enfermedades
que los doctores no podían hacer nada. Este es el mismo Dios del que Juan dio
testimonios que vino sobre "Él" el Espíritu Santo y permaneció en "Él". Juan fue
testigo ocular de ese maravillo momento, y el proclamó así como estos
testimonios el domingo escuchamos diciendo "Que Jesús es el Cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario