Pastor Mario Galván

Pastor Mario Galván

viernes, 29 de enero de 2016

EL QUE NO NACIERE DE NUEVO, NO PUEDE VER EL REINO DE DIOS

Juan 3: 1-15

1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?
11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.


El señor nos dice que no basta con conocer la palabra, y creer por lo que se ve, sino que toca ir, buscar más a fondo de nuestro ser, tenemos que llegar a un renacimiento espiritual, el cual es en Dios.

En mi ciudad natal conocí a un joven que conoce y se aprendió la biblia de principio a final; puedes preguntarle por un versículo en específico y se tarda no más de 10 segundos en recitarlo; genial verdad? Pues fíjense que este joven es un habitante de la calle por drogadicción. Por mucho conocimiento que tiene de la palabra no es suficiente para superar su adicción, sabes por qué? Porque no ha tenido un renacimiento espiritual en Cristo Jesús, no ha logrado una verdadera intimidad, comunión con Dios. No ha puesto en práctica todas las enseñanzas y la guía que el señor ha transmitido a través de su palabra, sino que la tomó como un libro de literatura corriente y se entregó a los placeres del mundo, con el desafortunado desenlace que comenté al inicio.

Por otra parte, también he sido testigo de muchas personas que viven en un tour de iglesias; saltan de una congregación a otra buscando lo que ellos llaman una buena iglesia donde se vea el poder de Dios (refiriéndose a milagros), sin darse cuenta que el verdadero problema o más bien la falla o carencia de la intervención de Dios en sus vidas es su falta de fe verdadera; una fe que salva, que esté basada en la creencia inequívoca de que Jesús es nuestro salvador y de que todo cuanto nos enseñó en su corto paso por la tierra es verdad y ajustado a la voluntad de nuestro Padre celestial.

Nuestra fe no puede estar basada en milagros, aunque en nuestro andar con Cristo lo vamos a experimentar de seguido; los milagros o favores que el señor obra en nuestras vidas es solo una señal que nos va dando dirección, confirmación de que vamos por el camino correcto, mas no es el final del camino. No solo debemos buscar a Dios para que nos haga un milagro, sino que debemos buscar primeramente a Dios para nuestra salvación, y entonces el obrará y se manifestará en nuestras vidas con mucho más de lo que le hemos pedido.


El hombre por si mismo, nosotros por nuestras propias fuerzas no podemos salvarnos, necesitamos vivir una experiencia de cambio, “un renacer espiritual” un cambio en nuestra naturaleza, porque si vemos o interpretamos con los ojos de nuestra naturaleza humana, de nada nos serviría volver a nacer porque volveríamos a nacer como pecadores; es por eso que el señor nos pide que volvamos a nacer “del agua y del Espíritu” indicando esto que necesitamos limpiarnos del pecado, tener un arrepentimiento verdadero y real, para que Cristo pueda renovar nuestro Espíritu y éste sea con Dios.




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