Pastor Mario Galván

Pastor Mario Galván

martes, 29 de marzo de 2016

AFÉRRATE A DIOS Y SU PALABRA PARA TRATAR CON QUIENES TE RODEAN

Juan 7:25-31

25 Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es éste a quien buscan para matarle? 26 Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo? 27 Pero éste, sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea. 28 Jesús entonces, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis. 29 Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió. 30 Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora. 31 Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?

REFLEXIÓN

Como Cristianos e hijos de Dios, debemos tener mucho cuidado de las personas que se acercan o quieren ser partícipes en nuestra vida, porque existen en gran cantidad aquellas que traen malas intenciones en contra de nuestra fe y nuestra vida cristiana; éste tipo de gente solo quiere sembrar cizaña y llenarte de dudas sobre tu fe para que reniegues y desconozcas a Dios como tu Señor y salvador; por ello es importante que nos fortalezcamos en el conocimiento de la palabra de Dios contenida en las sagradas escrituras, y en nuestra comunión diaria con Dios.

El conocer la palabra de Dios y tener una buena comunión con Él, nos llena de autoridad. La palabra de Dios tiene tal autoridad que cuando la usamos para guiar nuestra vida, nuestras actividades cotidianas, e incluso cuando la compartimos con las personas a nuestro alrededor, nada ni nadie puede evitar que lluvia de bendiciones se derrame sobre nuestra vida; y aquellos que nos persiguen y hostigan por nuestra fe, se quedan sin argumentos para atacarnos, mas terminan rindiéndose ante la majestuosidad y la gloria divina de nuestro Dios y salvador Jesucristo, el cual llega a transformar sus vidas si nosotros no desfallecemos en el intento y somos persuasivos e incisivos con la confesión del mensaje que Dios tiene para ellos a través de nosotros.

Basados en lo anterior, los cristianos debemos sentirnos cubiertos con la armadura de Dios, y No tener miedo de identificarnos como verdaderos creyentes y discípulos de Cristo porque tenemos el respaldo del todopoderoso.





sábado, 26 de marzo de 2016

MI DOCTRINA NO ES MÍA, SINO DE AQUEL QUE ME ENVIÓ

Juan 7: 15-19 

15 Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? 16 Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. 17 El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. 18 El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia. 19 ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?

REFLEXIÓN

Que hermosas palabras del Señor Jesus él no buscaba su Gloria sino la del Padre celestial, así deberíamos ser nosotros en nuestro corazón, que todas las cosas que hagamos sea para la Gloria de nuestro Dios, no para nosotros mismos. Y si nuestro corazón está alineado con la palabra de Dios vamos a recibir las enseñanza del Señor Jesús y vamos a entender su voluntad. Todo lo que hagamos consideremos si eso da Gloria a Dios?






viernes, 25 de marzo de 2016

TODO SE HARÁ EN EL TIEMPO DEL SEÑOR

Juan 7:1-9

“1 Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle.
2 Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos;
3 y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.
4 Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.
5 Porque ni aun sus hermanos creían en él.
6 Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto.
7 No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas.
8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido.
9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.

REFLEXIÓN


No tenemos por qué retar a nuestro Señor con nuestras necesidades, peticiones personales, o a que se manifieste públicamente en nuestras vidas; Él en su tiempo nos mostrará la finalidad de sus propósitos y la forma de cumplirlos.


El Señor no va a actuar en nuestras vidas para impresionar al mundo ni para hacer alarde de su poder, sino para salvarnos de nosotros mismos y de nuestros pecados; porque Dios quiere que a través de nuestro Señor Jesucristo logremos la reconciliación con Él y gocemos de todo cuanto dispuso para nosotros desde el momento de la creación. Por ello su forma de actuar siempre es en la privacidad de nuestra intimidad; mas está en nosotros, como hijos agradecidos y buenos discípulos, dar testimonio de Su gloria y de su hijo Jesucristo que murió en la cruz por nuestros pecados para nuestra salvación; para ello debemos estar preparados y dispuestos a recibir dirección de Dios sobre el cuándo y cómo manifestarnos al mundo como verdaderos cristianos, habilitados por Dios para traer a la Luz a aquellos que habitan en tinieblas y están sedientos de ríos de agua viva.

Tendremos momentos muy duros de soledad y aislamiento por causa de su nombre; incluso seremos rechazados por nuestros seres queridos y amistades más cercanas porque muy seguramente no comprenden el significado de la obra que Dios está haciendo en nosotros; pero es aquí donde debemos demostrar nuestra tesón y compromiso con Dios y su propósito divino para nuestra vida.

En Cristo y en su obra encontramos la fidelidad de Dios hacia nosotros para bendecirnos día tras día.






miércoles, 23 de marzo de 2016

Palabras de vida eterna

Juan 6:60-71


60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
61 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?
62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?
63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
64 Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.
65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
70 Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?
71 Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.

REFLEXIÓN


Esta palabra es muy triste de leer, porque el Señor Jesús está diciéndonos que muchas de las veces que Él nos habla, nos corrige o nos confronta con nuestro pecado o desobediencia, nos molesta, no nos gusta. Y en muchos de los casos tomamos actitudes de alejarnos, y poner otras cosas primero. Es fácil ir a la iglesia mientras no se nos corrige o se nos confronta con algo que está mal o necesita atención en nuestra vida. Pero recordemos las palabras de pedro, a quien iremos si solo tú Señor tienes palabras de vida eterna!!!  Fuera de nuestro Señor Jesús no vamos a encontrar aliento, animo, fortaleza para enfrentar la vida que nos toque vivir. Tomemos un tiempo y meditemos en las palabras del Señor a nuestra vida y no corramos lejos de él aunque sea dura reflexiones y demos un tiempo al corazón de digerirla y no seamos del equipo de judas Iscariote que traiciona sino de los que pedro – que decimos - A donde iremos lejos de ti Señor, si solo en ti hay palabras de vida eterna.






lunes, 14 de marzo de 2016

Los discípulos, piden pan de vida

Juan 6:31-39
 
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. 32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. 34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. 36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

REFLEXIÓN

Seguro conocemos la sensación de hambre y sabemos que es insoportable. Sentimos que nuestro estómago está vacío, nos podemos sentir débiles y hasta podemos llegar a sentir «dolor» de hambre.

Pero la sed es mucho peor en una etapa avanzada del proceso de deshidratación. Esto significa que cuando llegamos a sentir sed, ya hemos perdido un gran porcentaje del agua de nuestro organismo. Ahora relacionemos esta experiencia de lo natural a nuestra vida espiritual. Dios ha puesto eternidad en nuestro corazones, esta es la razón por la que siempre buscamos algo que nos satisfaga, pero erróneamente lo buscamos en cosas materiales, trabajo, estudios, logros, éxitos, parejas, hijos y muchas otras cosas. Es como la manera en que nuestro ser espiritual nos dice que tiene hambre y sed, Pero con el pasar del tiempo nos damos cuenta que sigue allí esa necesidad insatisfecha. Este pasaje el Señor Jesús nos enseña que El puede ser nuestro pan de vida, pan de Dios que descendió del cielo y da vida al mundo para que nuestro ser, Él nos quiere sustentar cada día, nos quiere fortalecer nos quiere nutrir con su palabra; así como es de indispensable para vivir el pan o la comida y el agua, así es de necesario su presencia en nuestras almas cada día, porque así como se empiezan a sentir efectos en nuestro cuerpo al dejar de comer o beber, así también nuestra alma sufre efectos cuando descuidamos nuestra relación y amistad con nuestro Dios. Esforcémonos a pasar tiempo en una pequeña lectura y en oración cada día y veremos cómo se empieza a sentir satisfecha nuestra vida, y nuestro corazón se llena de contentamiento, de paz aún en medio de las situaciones difíciles, porque el promete que no tendremos sed jamás.






martes, 8 de marzo de 2016

¿DE QUÉ MANERA BUSCAS A DIOS? ¿CUÁL ES TU PROPÓSITO?

Juan 6:22-30 


“22 El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que éstos se habían ido solos. 23 Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor. 24 Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum, buscando a Jesús. 25 Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? 26 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. 27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os daráporque a éste señaló Dios el Padre. 28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. 30 Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?



REFLEXIÓN



Muchas veces buscamos a Dios solo para satisfacer una necesidad del momento, haciendo muchísimas cosas para alcanzar un objetivo terrenal, el cual tiene un valor insignificante comparado con la vida eterna y una comunión con Dios. Por ello no consideramos como objetivo principal el buscar a Dios de corazón y creer en su obra, o por lo menos eso damos a entender cuando en situaciones de las cuales necesitamos la intervención divina de nuestro señor para darle solución, dedicamos horas y horas tratando de ganar u obtener Su favor y resolver nuestro problema o necesidad, pero una vez recibido ese favor divino nos olvidamos o hacemos un lado todo cuanto hemos alcanzado en nuestra relación con Dios y todo cuanto el señor ha hecho y hará por nosotros; pasamos nuestra necesidades espirituales, nuestra necesidad de la presencia de Dios en nuestras vidas, a un segundo plano de importancia, no siendo conscientes de que ese favor que Dios nos otorgó y que está directamente ligado con un aspecto terrenal es algo que se esfumará en el tiempo y que muy seguramente nos volverá a poner en necesidad porque nada de lo que tenemos o hacemos en este plano existencial será permanente o eterno. 



Nosotros como hombres o seres imperfectos, tenemos la firme creencia de que por nuestras acciones podremos salvarnos, pero la verdad es que el único que nos da la salvación es Cristo. Hacer la obra de Dios no consiste en llevar a cabo acciones o actividades para alcanzar nuestra salvación; el Señor en su palabra nos dice que lo único que nosotros debemos hacer para obtener la salvación es CREER en JESUCRISTO, porque Él fue enviado directamente por Dios para llevar a cabo esta tarea. Ahora bien, el creer en Jesucristo y confesarlo con nuestra boca, y llevar una vida conforme a sus enseñanzas es lo que conlleva a actuar y a mostrarnos como verdaderos hijos de Dios y nos convierte en la respuesta a las oraciones y peticiones de otros hermanos que están a la espera de la intervención de Dios en sus vidas; y la recompensa a esto es la verdadera felicidad y la exaltación por parte de Dios Padre.


Los invito a que profundicemos en esta palabra y analicemos nuestro comportamiento hacia la obra de Dios. Es un buen momento para hacer un ALTO en el camino y cerciorarnos de que no somos uno más de esas personas desagradecidas e incrédulas que aún viendo las señales de Dios y la acción de su infinita gracia y misericordia en nuestras vidas, continuemos a la espera de una confirmación directa o cara a cara para poder creer realmente en la obra de Dios: JESUCRISTO ES NUESTRO ÚNICO Y VERDADERO SALVADOR. 









JESÚS ANDA SOBRE EL MAR

Juan 6:16-21 


“16 Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, 17 y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. 18 Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. 19 Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. 20 Mas él les dijo: Yo soy; no temáis. 21 Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban.”


REFLEXIÓN

En esta enseñanza vemos al Señor una vez más manifestar su poder al andar sobre el mar y no solo eso sí en medio de una tormenta, y llevando a salvo la barca con los discípulos. Ahora creo que podemos identificarnos un poco más de cerca con esta enseñanza. Cuantos de nosotros estamos atravesando un momento así, donde nos ha toca subirnos a la barca de prueba en la oscuridad y sentimos como una gran tempestad que azota a nuestro alrededor, hasta vemos como el agua de las olas entra a nuestra barca y sentimos una gran soledad parece que el Señor no está con nosotros. Cuán difíciles son estos momentos desearíamos no tener que experimentarlos, pero son parte de la jornada de la vida. Y en esta enseñanza vemos que el Señor no nos deja El viene en camino a nuestro auxilio, aunque sintamos mucho miedo El nos dice: No temáis, Soy Yo Jesus, se sube con nosotros a la barca, el toma el control de la situación difícil y nos ayuda a llegar seguros a la orilla. Clamemos al Señor en cualquier situación y el promete venir en nuestro socorro.




domingo, 6 de marzo de 2016

SE AGRADECIDO CON DIOS Y JAMÁS SERÁS DECEPCIONADO

JUAN 6: 1-15

“1 Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. 2 Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. 3 Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. 4 Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. 5 Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? 6 Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. 7 Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. 8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: 9 Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? 10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. 11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. 14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. 15 Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo”.

REFLEXIÓN

Esta palabra nos enseña dos cosas bien importantes en la vida del cristiano:

1. Debemos ser agradecidos con lo que el señor nos ofrece, porque Él nos provee con lo necesario para satisfacer cada una de nuestras necesidades. Muchas veces adoptamos un comportamiento ingrato ante las situaciones que se nos presentan a diario, y no nos detenemos aunque sea un instante a pensar en ¿qué nos quiere decir el Señor a través de ellas? Nada de lo que sucede en nuestras vidas no es casualidad; todo tiene una razón de ser en la visión de Dios para con nosotros, y por ello no debemos hacer pataletas o declararnos inconformes con cada cosa o evento que se nos presente; por el contrario debemos siempre buscar el lado bueno del asunto, agradecerle a Dios por lo recibido y por lo que ha de venir, y asímismo tratar de ver todo a través de los ojos de Dios, para que no lo desagrademos, sino que por el contrario nuestra actitud de agradecimiento y confianza en su sabiduría infinita, se convierta en motivo de multiplicación de bendiciones y gracia sobreabundante en nuestras vidas.

Fíjese en lo que dice la palabra: “Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos”. Jesús siendo el mismo Dios, lo primero que hizo fue darle las gracias al padre, demostrando con ello su obediencia y dependencia absoluta en todo momento; ¿qué mejor ejemplo de lo que debemos hacer no solo en situaciones que estén fuera de nuestro control sino en TODO momento y situación que vivamos? Si Jesús lo hizo ¿por qué no lo hemos de hacer nosotros en nuestro diario vivir? REFLEXIONE SOBRE ESTO.



2. Cuando ponemos nuestros ojos y nuestra esperanza en Dios, jamás seremos decepcionados. Debemos reconocer a Dios como nuestro gran y único proveedor, el único que puede darnos inclusive más de lo que necesitamos; nada ganamos con angustiarnos ante una necesidad o un problema; nuestra Fe debe ser tan grande y poderosa que cuando se presenten estas situaciones contrarias a nuestro pensar, las veamos como una gran oportunidad de ver la gloria de Dios manifestarse en nuestras vidas. Un verdadero cristiano no se debe afligir por las contrariedades sino fortalecerse en su Fe y demostrarle a Dios su dependencia total y absoluta hacia Él. Si queremos ver un milagro manifiesto en nuestras vidas, lo primero que debemos hacer es agradecer a Dios ante cualquier circunstancia y confiar en que todo cuanto sucede es por un propósito divino, porque solo a través de esas situaciones podemos llegar a conocerle más y vivenciar de cerca la gloria y el poder de nuestro Dios, así como sentir su compañía permanente en nuestro andar por el camino que nos conduce a su reino.