Testimonio
Juan 5:30-39
“30 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según
oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la
voluntad del que me envió, la del Padre.
31 Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi
testimonio no es verdadero.
32 Otro es el que da testimonio acerca de mí, y
sé que el testimonio que da de mí es verdadero.
33 Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él
dio testimonio de la verdad.
34 Pero yo no recibo testimonio de hombre
alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos.
35 Él era antorcha que ardía y alumbraba; y
vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.
36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de
Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras
que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.
37 También el Padre que me envió ha dado
testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,
38 ni tenéis su palabra morando en vosotros;
porque a quien él envió, vosotros no creéis.
39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros
os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan
testimonio de mí”.
REFLEXIÓN
Si
estudiamos un poco el significado de una palabra que se repite en estos versos
“testimonio” encontraremos detalles muy interesantes. La palabra testimonio
viene del griego mártir («μάρτυρας», «testigo») que hace referencia a quien da
fe de algo debido a que lo ha vivido o presenciado. Es importante mencionar
que, para los griegos, la palabra mártir no tenía un significado de sufrimiento
o sacrificio, sino que denotaba ser <fuente de primera mano> Muy interesante verdad! Y además, En la época del imperio romano se imponían
castigos a quienes sobornaran al testigo, asimismo, condenaba a los testigos falsos con la pena
de muerte. Es decir, que el mismo Señor Jesús, conociendo la cultura de su
época, estaba diciendo que él y su padre daban el mismo testimonio, que Él era
el Hijo del Dios Altísimo. Ahora, el
Señor Jesús nos está enseñando que su testimonio acerca del reino de
Dios es genuino porque él es un testigo de primera mano; y no solo eso él nos
anima a que escudriñemos las escrituras porque allí vamos a encontrar
testimonio de Él. Fascinante esta declaración del Señor, porque la palabra
escudriñar tiene que ver con observar, examinar con gran cuidado, tratando de
averiguar las interioridades o los detalles menos manifiestos. Para nosotros
poder realizar esta búsqueda exhaustiva de las escrituras, para encontrar más
detalles que nos den testimonio de que el Jesús es Dios, debemos pedirle la
guianza al Espíritu Santo y desear conocer el carácter y lo que Dios nos quiere
mostrar a través de su palabra. El escudriñar, también nos llena de sabiduría
del Señor, es como un manantial de agua de vida, mientras más tomas de ella más
te enriqueces. Escudriñar las escrituras es estudiar sobre Dios mismo, es
enamorarse de lo que ahí está escrito pues es su corazón mismo plasmado ahí. Es
como una carta escrita para nosotros donde encontramos su corazón. Solo tenemos
que comenzar a escudriñarla, sumergirnos en su manantial.