Pastor Mario Galván

Pastor Mario Galván

viernes, 5 de febrero de 2016

LA MUJER SAMARITANA

La Mujer Samaritana

Juan 4:1-14

1 Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),
3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
4 Y le era necesario pasar por Samaria.
5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. 
6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.
7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.
8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

REFLEXIÓN

Muchas veces hacemos enemistad con nuestro prójimo desconociendo el mandato divino del señor, “ama a tu prójimo como a ti mismo”; sin tener en cuenta que al desagradar, aborrecer, apartar, o maltratar a nuestro prójimo es como si lo estuviéramos haciendo directamente a Dios.

Busquemos y reconozcamos a Dios en cada situación que se nos presente porque cada una de ellas representa un paso y una oportunidad para alcanzar esa fuente de agua viva, que es el favor y la gracia eterna de Dios en nuestras vidas a través de Jesucristo quien fue enviado para darnos el regalo más grande que pueda existir, la salvación y la vida eterna.
La gran enseñanza que Dios nos deja a través de este mensaje es que Él puede hacer de cualquier pecador una persona salva, siempre y cuando estemos dispuestos a cumplir con sus deseos.

En nuestras vidas pasamos tantas situaciones que nos agobian, nos cansan, nos deshidratan espiritualmente, las cuales nos pueden llevar a la muerte espiritual; pero el señor Jesucristo nos dice que existe un remedio 100% seguro y confiable que nos proveerá de una fuente de agua viva espiritual que jamás se secará y que nos mantendrá fuertes, felices, dispuestos y que llenará nuestras vidas de bendiciones, de paz, de amor; esta fuente de agua viva es la presencia de Dios en nuestras vidas… y para llegar a sentir y vivir en la presencia de Dios hay un solo camino que es Jesús. Es el mismo Jesús quien dice “yo soy el camino, al verdad y la vida”; el camino porque solo a través de Él podemos conocer al padre; la verdad porque es testimonio de las promesas de Dios y de su infinita misericordia; y la vida porque Él vino a traernos la salvación a todos los que en Él creemos.
Muchas veces estamos tan perdidos que no vemos o comprendemos que Dios nos está pidiendo algo a través de alguien o de alguna situación que se presenta, y con ello podemos estar despreciando un vaso de agua de vida.  Por ello es necesario que estemos prestos y dispongamos nuestros sentidos para escuchar a Dios y obedecerlo en todo lo que nos pide porque grande es la recompensa.

En ocasiones tenemos un encuentro con Dios y Él nos pide cosas que a nuestro parecer podrían ser imposibles de conceder pero tenemos que llevar siempre presente que todo cuanto el Señor nos habla o nos pide tiene un solo propósito: “Bendecirnos y concedernos la salvación”.

Cuando estamos sedientos espiritualmente y buscamos saciarnos o satisfacer nuestras necesidades con aguas de consolación que nos ofrece el mundo, es inevitable que volvamos a sentir sed; mientras que si nos saciamos con agua de la fuente de vida eterna que es CRISTO JESÚS, jamás volveremos a tener sed.










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