Pastor Mario Galván

Pastor Mario Galván

viernes, 12 de febrero de 2016

DIOS NO TIENE HORARIO NI LIMITE PARA BENDECIRTE

El paralítico de Betesda

JUAN 5: 1-16

“1 Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.
3 En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.
4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.
5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?
7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.
8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.
9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.
10 Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho.
11 El les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.
12 Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda?
13 Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar.
14 Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.
15 El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.
16 Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo.”


REFLEXIÓN

Hay muchas veces en las que nos sentimos perdidos en nuestra propia existencia, nuestra esperanza de ser sanado y de alcanzar lo que tanto deseamos para darle sentido a nuestras vidas se ha disipado con el pasar del tiempo; pasamos mucho tiempo buscando la solución por caminos errados; el único camino hacia la solución de todos nuestros problemas y a la verdadera felicidad es Jesús.

Mas sin embargo no basta solo con buscarle por un milagro en específico y luego hacerlo a un lado y volver a ser la persona que siempre fuimos; nuestro búsqueda y nuestro cambio debe ser motivado por algo más que un milagro.

Cuando buscamos a Dios debemos hacer inicialmente una auto-reflexión de nuestro estado espiritual para que podamos reconocer cuanto lo necesitamos y que áreas de nuestra vida necesitan su intervención; así mismo debemos tener el deseo de ser completamente sanados física y espiritualmente porque solo así podemos escapar del dilema personal, de los problemas, y llenar ese inmenso vacío que se encuentra en nuestros corazones por la ausencia de Dios en nuestras vidas.

El desánimo por no encontrar solución a nuestras necesidades basados en nuestras propias fuerzas y en nuestro tiempo, nos puede llevar al punto de que no reconozcamos al señor cuando ponga su mirada sobre nosotros para darnos la verdadera solución a todo cuanto necesitamos. Por eso es importante que busquemos el camino correcto, el que produce frutos y no da lugar a frustración alguna: JESÚS.

Cuando abrimos nuestro corazón a nuestro señor Jesucristo, ponemos delante de Él nuestras debilidades, y le decimos que somos incapaces de darle solución a nuestros problemas en nuestras propias fuerzas, el señor se interesa por nosotros y nos otorga su favor y gracia inmerecida para cubrir y sanar todas nuestras necesidades y heridas que por tanto tiempo nos han hecho sufrir de más.

Ahora bien, nuestra respuesta a esta actitud misericordiosa de nuestro señor y salvador no puede ser deshonesta, desleal; sino por el contrario debe ser correspondida al 100% con mucha obediencia, amor, respeto, y agradecimiento real por cuanto hemos recibido de Dios no solo una respuesta a lo que nosotros sabíamos que necesitábamos sino también nos ha concedido su gracia infinita y nos ofrece la salvación a cambio de dos cosas muy sencillas: la obediencia a su palabra y la fe en nuestro señor Jesucristo.

Hermano Dios no tiene horario ni límite, búscale siempre en las buenas y en las malas, para pedirle su favor y para agradecerle por sus bendiciones; recuerda que ni la hoja de un árbol se cae si no es su voluntad.  Cuando le buscamos a Dios con el corazón Él nos escucha y nos bendice abundantemente y sin reproches.

Dios le bendiga hoy y por siempre.





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